La presencia de Jesucristo
en nuestra vida es lo que la transforma. Solo Jesucristo en nuestro hogar lo
puede restaurar. La presencia de Jesús en nuestros negocios los hace prósperos,
Jesucristo en nuestro corazón nos da una nueva vida. De nada sirve la riqueza
si Cristo no está en nuestra vida. La verdadera paz se la consigue solo con
Jesús en nosotros. Romanos 5: 1 “Justificados, pues,
por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;”
Es la
presencia de Dios en el templo que hace que sucedan milagros.
Muchas veces acudimos al
templo con la intención de pedirle a Jesucristo que nos de la provisión
económica, que cambie a nuestra familia o que nos sane de cualquier dolencia,
pero muy pocas veces pedimos por la presencia de Dios.
Donde esta Jesucristo hay
paz, hay sanidad como consecuencia de una vida renovada y transformada.
Como pedir la presencia de Dios.
1. No avergonzándonos de él.
V 12 “Se
puso luego Salomón delante del altar de Jehová, en presencia de toda la
congregación de Israel, y extendió sus manos.” pablo no
se avergonzaba del evangelio y lógicamente tampoco de Dios. Romanos 1: 16 “Porque no me avergüenzo
del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al
judío primeramente, y también al griego.”
2. Humillándonos delante de
Dios. V 13 “Porque Salomón había hecho un estrado de bronce, de cinco codos de largo,
de cinco codos de ancho, y de altura de tres codos, y lo había puesto en medio
del atrio: y se puso sobre él, se arrodilló delante de toda la congregación de
Israel, y extendió sus manos al cielo, y dijo:” si nos arrodillamos delante de Dios él nos pondrá de
pie delante de los hombres.
3. Exaltando la grandeza de
nuestro Dios. V 14 “Jehová Dios de Israel, no hay Dios semejante a ti en el cielo ni en la
tierra, que guardas el pacto y la misericordia con tus siervos que caminan
delante de ti de todo su corazón;” de nuestra boca no solo deben
salir reclamos o peticiones. Debemos alabarlo, reconocer su grandeza decirle
cosas agradables.
4. Siendo humildes delante
de Jesucristo. V 18 “Mas ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los
cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener: ¿cuánto menos esta
casa que he edificado?” el problema del cristianismo moderno es que ya no
suplicamos, ahora exigimos. Los seres humanos nos acostumbramos tanto a recibir milagros que creemos que es una
obligación.
5. Estando seguro de lo que
su presencia causaría en nuestra vida.
5.1. Dios nos escucha. V 23 “tú oirás desde los
cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos, dando la paga al impío,
haciéndole recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo al darle
conforme a su justicia.” El hecho de que tengamos problemas no significa que
Dios no nos escuche. Por el hecho de que a un joven le vaya mal en los
parciales de la universidad no significa que sus padres lo hayan abandonado.
5.2.Él nos Perdona. V 25 “tú oirás desde los
cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la
tierra que diste a ellos y a sus padres” las personas que no se
creen perdonadas siempre viven con sentimientos de culpa que no les permite
avanzar.
No hay hombre en la tierra
que grite tan fuerte que pueda obligar a Dios hacer un milagro, si Dios hace
milagros es por su amor y su misericordia.
Es la presencia de Dios la
que hace que suceda milagros, donde esta Cristo hay paz y hay sanidad.